La muerte como punto disparador para volver al pasado, a esa vieja casa familiar de la que todos querían huir. Y de pronto el tiempo se detiene, poniendo paños fríos a los sueños, los fracasos, los amores, a las manos cansadas y a las rodillas gastadas. Lo simple se vuelve efímero, y las cosas simples… las devora el tiempo.